Los comentaristas bursátiles se esfuerzan a diario en explicar los comportamientos de las cotizaciones del día. Los posibles motivos para la subida o caída de las cotizaciones son numerosos.
Las acciones caen porque han subido los intereses, la cotización de la acción XY puede aumentar porque los beneficios son mayores de lo esperado, mientras la acción ABC cae porque, a pesar de que los beneficios han sido mayores de lo que se esperaba, los expertos ven un futuro incierto para la empresa. En el comentario del próximo periódico la caída de la cotización de la misma acción se justificará con la realización de beneficios. Un día es el sólido dólar el motivo de la subida de la cotización y al día siguiente aparece en el comentario del mismo periódico que es él mismo el responsable de la caída de la cotización. Estos comentarios son totalmente superfluos e innecesarios para el especulador. Los expertos citados buscan motivos lógicos, pero la Bolsa tiene una lógica especial propia que poco tiene que ver con la de un consumidor normal. Es caprichosa como una bella mujer o como el tiempo. Sabe cómo maravillar con mil trucos de magia para atraer a su presa, para darle de lado en el momento más inesperado. Mi consejo: hay que mantener la calma y no buscar ninguna explicación lógica.
Los comentaristas se pueden limitar a las tres justificaciones siguientes. La Bolsa estaba más débil porque la oferta era mayor que la demanda, o la Bolsa estaba más firme porque la demanda era mayor que la oferta, o la Bolsa no ha variado porque la oferta y la demanda estaban equilibradas.
Es que a corto y medio plazo no es en absoluto seguro que las buenas acciones suban y las malas caigan. También puede ocurrir lo contrario. Una empresa puede conseguir buenos beneficios, pagar dividendos y tener buenas perspectivas de futuro, pero en la Bolsa subirá cuando la demanda sea mayor que la oferta. Este es el único postulado de la lógica bursátil.
El postulado de la oferta y la demanda
Aún recuerdo con toda claridad mi primer día en la Bolsa de París. Un hombre de edad se dirigió a mí: "Joven, nunca le había visto por aquí. ¿Quién es usted?". "Sí", respondí, "es la primera vez que vengo a la Bolsa. Soy meritorio de la empresa X". "Puesto que su jefe es amigo mío, usted va a aprender ahora algo verdaderamente importante. Mire a su alrededor. Aquí todo depende de una sola cosa: si hay más tontos que papel o más papel que tontos".
Este lema, que pasó a formar parte de mi credo, se puede interpretar así: la tendencia depende de si para el vendedor es más importante y urgente deshacerse de sus títulos que para el comprador adquirirlos con su dinero. Las cotizaciones caen cuando los poseedores de títulos están obligados bajo presión psicológica o material a venderlos y las personas que tienen el dinero, por el contrario, desean comprar y no tienen obligación de compra. Pero si las personas que tienen el dinero buscan con urgencia acciones y los titulares de las acciones no están obligados bajo presión psicológica o material a vender sus títulos, las cotizaciones suben. Nunca he olvidado esta lección: todo depende de la oferta y la demanda. Toda mi teoría bursátil está basada en ello.
Las acciones caen porque han subido los intereses, la cotización de la acción XY puede aumentar porque los beneficios son mayores de lo esperado, mientras la acción ABC cae porque, a pesar de que los beneficios han sido mayores de lo que se esperaba, los expertos ven un futuro incierto para la empresa. En el comentario del próximo periódico la caída de la cotización de la misma acción se justificará con la realización de beneficios. Un día es el sólido dólar el motivo de la subida de la cotización y al día siguiente aparece en el comentario del mismo periódico que es él mismo el responsable de la caída de la cotización. Estos comentarios son totalmente superfluos e innecesarios para el especulador. Los expertos citados buscan motivos lógicos, pero la Bolsa tiene una lógica especial propia que poco tiene que ver con la de un consumidor normal. Es caprichosa como una bella mujer o como el tiempo. Sabe cómo maravillar con mil trucos de magia para atraer a su presa, para darle de lado en el momento más inesperado. Mi consejo: hay que mantener la calma y no buscar ninguna explicación lógica.
Los comentaristas se pueden limitar a las tres justificaciones siguientes. La Bolsa estaba más débil porque la oferta era mayor que la demanda, o la Bolsa estaba más firme porque la demanda era mayor que la oferta, o la Bolsa no ha variado porque la oferta y la demanda estaban equilibradas.
Es que a corto y medio plazo no es en absoluto seguro que las buenas acciones suban y las malas caigan. También puede ocurrir lo contrario. Una empresa puede conseguir buenos beneficios, pagar dividendos y tener buenas perspectivas de futuro, pero en la Bolsa subirá cuando la demanda sea mayor que la oferta. Este es el único postulado de la lógica bursátil.
El postulado de la oferta y la demanda
Aún recuerdo con toda claridad mi primer día en la Bolsa de París. Un hombre de edad se dirigió a mí: "Joven, nunca le había visto por aquí. ¿Quién es usted?". "Sí", respondí, "es la primera vez que vengo a la Bolsa. Soy meritorio de la empresa X". "Puesto que su jefe es amigo mío, usted va a aprender ahora algo verdaderamente importante. Mire a su alrededor. Aquí todo depende de una sola cosa: si hay más tontos que papel o más papel que tontos".
Este lema, que pasó a formar parte de mi credo, se puede interpretar así: la tendencia depende de si para el vendedor es más importante y urgente deshacerse de sus títulos que para el comprador adquirirlos con su dinero. Las cotizaciones caen cuando los poseedores de títulos están obligados bajo presión psicológica o material a venderlos y las personas que tienen el dinero, por el contrario, desean comprar y no tienen obligación de compra. Pero si las personas que tienen el dinero buscan con urgencia acciones y los titulares de las acciones no están obligados bajo presión psicológica o material a vender sus títulos, las cotizaciones suben. Nunca he olvidado esta lección: todo depende de la oferta y la demanda. Toda mi teoría bursátil está basada en ello.